¿Por Qué Elegiste Esta Vida?
La idea de la reencarnación se menciona con demasiada ligereza, especialmente en los círculos espirituales modernos: “Debo haber sido madre en una vida pasada” o “Estoy seguro de que fui un perro en otra existencia.” Se dice con la misma certeza con la que relatamos los eventos de ayer, y esa actitud casual erosiona nuestra comprensión…
El mes pasado, veintiocho estudiantes se reunieron conmigo en Atenas para una exploración de una semana de la Antigua Grecia. Nuestro objetivo no era solo visitar los sitios famosos —la Acrópolis, el Partenón, el Museo Arqueológico Nacional— sino impregnar nuestra totalidad con la sabiduría griega. Siguiendo el patrón que hemos establecido en reuniones anteriores, escribí una obra que ensayaríamos y presentaríamos juntos. En esta ocasión, la historia fue la de Deméter y Perséfone, el mito del dolor de una madre cuando su hija es raptada al inframundo, y cómo, en su duelo, Deméter retira la abundancia de la humanidad hasta que la justicia divina restaura lo que se había perdido.
Una escena en particular se convirtió en el punto focal de nuestras discusiones posteriores a la presentación. Inspirado en el Mito de Er de Platón, representé a Perséfone presenciando a las almas en el inframundo eligiendo sus próximas vidas. Cada una mira dentro de un cuenco de semillas (una colección de posibles vidas futuras) y selecciona la existencia que habitará a continuación. Algunas eligen impulsivamente, aferrándose de nuevo, con torpeza, a aquello que las destruyó antes. Un antiguo tirano vislumbra el poder en el cuenco y elige instantáneamente el mismo patrón que lo llevó a su ruina anterior. Otras, en cambio, reflexionan sinceramente sobre su pasado y eligen con sabiduría. Una antigua madre, comprendiendo cómo su amor protector debilitó a sus hijos, escoge una vida dura en la que se verá obligada a renunciar a su ilusorio control sobre las vidas de ellos. Hades le explica a Perséfone que esa es la importancia del inframundo: servir como un lugar intermedio donde las almas pueden aprender de sus experiencias pasadas y progresar en comprensión, o revivir sus patrones en repetición eterna.
Alma de la antigua madre eligiendo su próxima vida
En el mito de Platón, después de que nuestras almas han elegido sus próximas vidas y esas elecciones han sido ratificadas, viajan a la Llanura del Olvido (Lete) y acampan junto al Río del Desmemoriar (Amelēs). Cada alma debe beber una cierta medida de agua de ese río, y quienes beben más de la cuenta lo olvidan todo. Ese olvido es lo que nos hace renacer sin recordar nuestra existencia anterior ni la elección deliberada que hicimos.
Ya sea que tenga base real o sea fantasía, sabemos con certeza que no recordamos haber tenido una vida anterior. Tampoco recordamos haber elegido la presente. Por lo tanto, las implicaciones del mito de Platón no pueden verificarse en el sentido ordinario. Esta imposibilidad de verificación es importante, porque no debemos confundir verificación con teoría. La idea de la reencarnación se menciona con demasiada ligereza, especialmente en los círculos espirituales modernos: “Debo haber sido madre en una vida pasada” o “Estoy seguro de que fui un perro en otra existencia.” Se dice con la misma certeza con la que relatamos los eventos de ayer, y esa actitud casual erosiona nuestra comprensión. No todas las teorías pueden verificarse —algunas están más allá del alcance de nuestra experiencia directa—, pero eso no les quita su valor. Incluso como teoría no verificable, la posibilidad de que hayamos elegido nuestra vida actual tiene un valor práctico. Nos obliga a cambiar nuestra actitud de pasiva a activa: esta vida no nos fue impuesta; participamos en su elección.
Mientras experimentemos la vida como algo que nos ocurrió por azar, nuestra experiencia fácilmente degenera en queja y victimismo. Es natural que, si nunca elegí estar aquí, ante la más mínima incomodidad me sienta con derecho a quejarme. En cambio, si permito —o incluso finjo por un instante— que estoy aquí por una elección deliberada e inteligente, me veo obligado a modificar esa actitud fundamental. Incluso mis experiencias más difíciles han sido escogidas con cuidado como el medio óptimo a través del cual puedo aprender una lección específica. Este cambio de actitud —sea factual o no— es en sí mismo un ejercicio mental fecundo.
Entonces, ¿por qué elegiste esta vida?
Deméter y Perséfone reunidas
Almas en el inframundo eligiendo sus próximas vidas
